jueves, 13 de marzo de 2025

Y... VOLVÍ DE NUEVO AL SENA


Dicen que el buen hijo vuelve siempre a casa. Y quién soy yo para desmentir refranes.

A fin de cuentas, en el SENA es donde más he aprendido y el lugar en que mejores cosas me han pasado, siempre. 


En el SENA obtuve mi primera clasificación a las olimpiadas matemáticas nacionales, y luego una segunda y una tercera. Tres veces estuve disputándome la final, entre los mejores 100 aprendices del país en matemáticas. Fue una experiencia maravillosa, emocionante, viajé y conocí lugares y personas que dejaron una impronta imborrable en mi alma.




















También fue en el SENA donde gané mi primer concurso nacional de escritores.

Aún recuerdo que, cuando leyeron el fallo del jurado, se me quebró la voz y no podía ni hablar. Lo único que atiné a decir fue "hace apenas cinco años estaba trochando monte, sin saber si amanecería viva o muerta, y hoy estoy aquí. Estoy aquí por los más de cincuenta mil desmovilizados del país, porque las segundas oportunidades valen la pena, y yo soy la muestra de esto". Y las lágrimas me cortaron la voz como afilada navaja. Lloré porque sabía todo lo que había sufrido entre uno y otro punto del camino, todos los esfuerzos, sacrificios, las noches sin dormir estudiando, los días trabajando hasta pelarme las manos, hasta encorvarme la espalda; los desprecios de mucha gente, las humillaciones incluso de los que consideraba mi familia...


Hoy he vuelto al SENA y espero escribir una nueva historia desde aquí, una en la que me estoy preparando para desempeñar aún mejor mi labor como Coordinadora de Cultura, una en la que pueda dirigir las escuelas de música no solo con la pasión que me caracteriza, con el amor por el arte que es una parte intrínseca de mí, sino con el conocimiento y la excelencia que pueden potenciar los procesos, logrando alumnos y alumnas cada vez más felices.

Gracias, SENA. Vuelvo a ti, porque nunca te has ido de mi corazón.

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Dicen que el buen hijo vuelve siempre a casa. Y quién soy yo para desmentir refranes. A fin de cuentas, en el SENA es donde más he aprendido...